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Podríamos mencionar muchísimos factores por los que Buenos Aires es considerada una de las ciudades más atractivas del continente. En esta oportunidad, nos encargaremos de uno particularmente muy simbólico e interesante, el tango.
En las calles empedradas de sus suburbios; en las fachadas de las centenarias casas de los inmigrantes; en los bares, librerías y disquerías del centro y en las tanguerías y milongas donde se aprende a bailarlo, ETC., se respira tango, una de las expresiones artísticas más icónicas de la historia porteña.
Cabe destacar que el tango no es sólo un género musical y una danza sensual. También implica un lenguaje particular, (el lunfardo), una jerga vinculada a la inmigración y a los arrabales porteños; una forma de vestir y de andar; un modo de vida.
Siendo una expresión de origen marginal y prostibulario, hacia mediados del siglo XX el tango se convirtió en la música ciudadana por excelencia y logró trascender las fronteras nacionales. Como prueba de ello, fue declarado patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO en el año 2009 y Colombia, es sede de un festival internacional de tango.
Hay barrios porteños muy emblemáticos por su historia vinculada al tango, En el sur, Boedo, y en el centro, El Abasto. En tanto, otras dos postales clásicas y muy pintorescas de la ciudad tanguera son Caminito, en el barrio de La Boca, y plaza Dorrego, en San Telmo.
En la Buenos Aires actual, contrariamente a lo que muchos piensan, el tango no es sólo recuerdos. La cultura del 2x4 cuenta hoy con un marco totalmente renovado, constantemente alimentado por las nuevas generaciones.